La adicción a los videojuegos, una enfermedad mental. ¿Por que?

La adicción a los videojuegos, una enfermedad mental. ¿Por que?

La adicción a los videojuegos, una enfermedad mental. ¿Por que?

Según la Organización Mundial de la Salud, la adicción a los videojuegos es una enfermedad mental. Lo confirmó el pasado viernes y en Argentina hay 19 millones de jugadores, aunque es una minoría la que desarrolla usos problemáticos.

Según la Organización Mundial de la Salud, la adicción a los videojuegos es una enfermedad mental. Se confirmó este viernes cuando el organismo difundió la lista actualizada de patologías, de acuerdo a lo consensuado en la Asamblea celebrada en mayo del año pasado. 

Se trata de la primera revisión que se realiza luego de 30 años; la visibilización de la problemática puede ser clave: determinar criterios específicos servirá para evaluar de una manera más precisa la magnitud de la situación. En el mundo, hay tres mil millones de jugadores y en Argentina son 19 millones, aunque es una minoría la que desarrolla usos problemáticos.

 

La Clasificación Internacional de Enfermedades que emplea la OMS incorpora el análisis de 1.6 millones de casos clínicos, que pertenecen a 90 países. Es utilizada por los profesionales de la salud para estandarizar su labor y obtener parámetros necesarios en relación a la elaboración de diagnósticos. A través de su inclusión, asimismo, se busca mejorar las estadísticas disponibles sobre la adicción a los videojuegos en el planeta.

Los síntomas de la adicción

Según los datos recopilados por Newzoo, una consultora de mercado especializada en el rubro, hay 3 mil millones de gamers en todo el planeta; cifra que equivale a un 40 por ciento de la población mundial. Se alcanzó ese número luego de la pandemia, cuando la demanda de entretenimiento puertas adentro se incrementó un 5.3 por ciento. 

Robert Jakob, el jefe de la OMS que estuvo a cargo de la confección de la lista, explicó que algunos de los signos que permiten advertir la adicción se relacionan con “no poder parar de jugar en internet o con una consola, desatender las amistades o el trabajo a causa de ello, en periodos superiores a un año”. Lo que se pierde, en concreto, es el control sobre el juego: una adicción que no distingue edades y provoca efectos indeseables en el desempeño escolar, laboral y la vida privada.

Fuente: Página12