En su última conferencia de prensa, el economista dejó claro su desprecio a un sector que puede ser clave si hay segunda vuelta. Entre sus dichos abundaron "socialistas", "inútiles", y un muñeco de boxeo con la cara de Alfonsín
Javier Milei utilizó la conferencia de prensa de esta tarde para despuntar uno de sus deportes predilectos: pegarle a la Unión Cívica Radical. Lo hizo al decir que no es responsable de actitudes de terrorismo económico y que quien en realidad cae en eso es el presidente Alberto Fernández (que acaba de denunciarlo por fogonear la corrida del dólar) al afirmar que admira a Raúl Alfonsín. Según su opinión, así agitaría el fantasma de la hiperinflación.
El economista de extrema derecha tiene encono contra el radicalismo en particular y contra el primer presidente de la restauración democrática en particular. En su particular visión del mundo según la cual cualquier mínima intervención estatal es sinónimo de marxismo, llegó a decir que el comienzo de los problemas argentinos fue en 1916 con la elección de Hipólito Yrigoyen, al que calificó como «socialista». En otras palabras: para él, los problemas comenzaron con el sufragio universal.
De hecho, el candidato ha considerado al radicalismo como parte de las «palomas» de Juntos por el Cambio debido a su pertenencia a la Internacional Socialista y se encargó de romper puentes que le serían muy importantes en un eventual balotaje. «Son unos inútiles» y los «grandes responsables de la decadencia argentina» dijo del centenario partido en 2022.
En esas declaraciones no ahorró elogios para Margaret Thatcher: «Cuando tuvo que ir a una guerra, fue y la ganó, aunque del otro lado estábamos nosotros«, dijo sobre el conflicto de las Malvinas en 1982, y además le reconoció que «logró bajar la inflación» e «hizo reformas que hicieron caer el muro de Berlín con Ronald Reagan».
Alfonsín es uno de sus blancos predilectos. Llamó «fracasado hiperinflacionario de Chascomús» al principal dirigente no peronista del último medio siglo y aseguró que fue «el peor presidente de la historia argentina», en una sutil forma de negacionismo, porque así soslaya a los dictadores de 1976, sentados en el banquillo por orden de Alfonsín.
Por si fuera poco, en una entrevista televisiva llegó a decir que tiene un muñeco para practicar puching-ball y que le adosó la cara del expresidente. Y lo contó con total naturalidad.
No por nada, los coqueteos de Mauricio Macri con Milei causan resquemor entre los moderados de Juntos por el Cambio, y muy en especial en los radicales. Y por ello es que Sergio Massa lanza guiños a los gobernadores de la UCR en busca de un voto que puede ser decisivo si hay segunda vuelta el 19 de noviembre.
Curiosamente, o no tanto, la híper del 89, causada por sectores del establishment que propiciaron un golpe de mercado y liquidaron divisas fuera del país, también contó con dirigentes que pidieron un «dólar no alto, sino recontraalto», como Guido Di Tella. La diferencia es que Milei lo hace de manera violenta, a toda hora.
Fuente: Página 12