Los medicamentos podrán venderse hasta en los kioscos

Los medicamentos podrán venderse hasta en los kioscos

Se desfinancia la producción pública de medicamentos y vacunas. Se termina con la obligatoriedad de que haya un farmacéutico presente en la farmacia y se permite la comercialización de fármacos en cualquier establecimiento.

Entre las medidas para la desregulación de la economía anunciadas anoche en el megadecreto del presidente Javier Milei, las del rubro de la salud también hacen lo propio en relación a los medicamentos y vacunas: tienden a retirar la intervención estatal de su producción, distribución y comercialización. 

Se desfinancia la producción pública a bajo costo. Se autoriza la comercialización (de los de venta libre) en cualquier tipo de comercio. Y hasta se termina con la obligatoriedad de que haya un profesional idóneo presente en la farmacia. Los especialistas consultados en esta nota coinciden en que se trata de paquete de modificaciones que en su mayoría -y en oposición al objetivo con el que se las justifica- no sólo no bajarán los precios de los medicamentos, sino que “parecen impulsadas por las cámaras de propietarios de grandes farmacias”

Venta libre

A través del artículo 313 del DNU, se sustituye el primer y segundo párrafo del artículo 1° de la Ley 17.565, que reglamenta el ejercicio de las farmacias, donde se elimina la exigencia de que «los medicamentos denominados de venta libre y de especialidades farmacéuticas, cualquiera sea su condición de expendio, sólo podrán ser efectuadas en todo el territorio de la Nación, en farmacias habilitadas«. También deja sin efecto lo que establecía la ley, que determinaba que «la venta y despacho fuera de estos establecimientos se considera ejercicio ilegal de la farmacia».

Que las farmacias pierdan la exclusividad de vender medicamentos es para Rubén Sajem, director del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), algo negativo que ya se probó en los 90, con la desregulación planteada por Domingo Cavallo. “En esa época, los medicamentos empezaron a aparecer en kioscos, supermercados, estaciones de servicio y en la vía pública, a valores mucho más altos de los que tenían en las farmacias y sin ningún tipo de control”.

Para Sajem, es un beneficio que se le da a las cámaras elaboradoras de medicamentos de venta libre (que lo reclaman hace mucho) y tiene como único objetivo aumentar sus ventas. Pero de ningún modo beneficia la disminución de precios, ni apunta a mejorar la calidad de los medicamentos.

“Esto mismo ya se había revertido en el año 2009, con la ley 26.657 (ley de salud mental), que fue sancionada por unanimidad, para que los medicamentos de venta libre no se vendan más fuera de las farmacias, e incluso para que dentro de las farmacias se dispensen en el mostrador y por un profesional farmacéutico, y no en góndolas”. Uno de los objetivos era evitar la compra por impulso y la automedicación.

Dispensar adecuadamente un medicamento es, según señala Juan Manuel Castelli -médico sanitarista, especialista en enfermedades infecciosas e investigador- la función esencial de una farmacia: “Tiene un propósito básico que es asegurar que lo prescripto por alguien que tiene la formación profesional para hacerlo, el médico en este caso, sea dispensado por quien tiene competencias profesionales para hacerlo. Tan sencillo e importante como eso, es lisa y llanamente un aspecto fundamental en la seguridad del paciente, adicionalmente asegura la calidad de lo dispensado”. En última instancia ese es el modo más efectivo de intervenir para evitar el fraude o el tráfico ilegal de medicamentos.

Fuente: Página12