La mujer vivía en Paraná, y sin saberlo, consumió durante muchos años el agua de red que salía de la canilla de su cocina, contaminada con combustible por filtraciones de una estación de servicio.
Según se supo a partir de la investigación, tomaba agua de la red pública que estaba contaminada con combustible de la estación de servicios Esso ubicada en la esquina de General Galán e Isidoro Rossi, que ahora opera bajo la bandera de Axion. La empresa que la operaba era Torrealday SRL.
Marizza vio desde entonces su salud deteriorarse notablemente y ya no pudo llevar una vida plena, lo que motivó entonces a que sus familiares y amigos pidieran justicia. Desde hacía 13 años que no obtenía respuestas.
La mujer había presentado síntomas hace más de una década, se detectó en 2010 que el agua de red tenía algo extraño. En ese momento se pidió que se realizaran análisis del agua, que tenía hidrocarburos. Tras ello, hizo la denuncia y se confirmó que tenía plomo en la sangre.
Sus sobrinas, Florencia y Sabrina, habían reclamado justicia: «Ya hace 10 años que se inició una demanda civil y todavía no tenemos ni una sola sentencia; la causa está todavía en primera instancia. Se llevó la vida de la flaca y ninguno de los responsables ha aparecido. No podemos creer lo lerdo que es el sistema judicial, no podemos creer la desidia que hubo en todo esto», manifestaron al hacer público el caso «para que no le vuelva a pasar a nadie más». «Que se hagan los controles, que se legisle y que se cumplan. Si se cumplieran las cosas como deberían ser, no estaríamos acá en este momento”, habían denunciado.
Respecto al inicio de los síntomas, que comenzaron en 2012, una de las familiares relató: “Empezó a sentir un olor extraño en el agua. Los perros no tomaban el agua y, a partir de ahí, un día sentimos olor a nafta y se llamó para que se haga la toma de muestra. Se hizo un peritaje desde organismos de la provincia de Entre Ríos de la policía y el 27 de noviembre concluyeron que había hidrocarburos en el agua dentro de su domicilio”.
Sobre algunos de los inconvenientes que comenzaron a afectar su vida, las sobrinas de Marizza contaron que tenía «dolores de cabeza, con náuseas, vómitos, sensación de agotamiento mental, algunas alteraciones en la memoria, además de una fuerte sensibilidad que después se terminó diagnosticando como síndrome de hipersensibilidad química que, cualquier producto químico como la lavandina y la pintura le generaba una reacción sumamente agresiva en sus vías respiratorias”.
Posteriormente, los estudios dieron a conocer qué pasó una vez de la aparición de esas secuelas: “A raíz de ella, fue sometida a un montón de estudios de análisis. La vieron muchísimos profesionales, y una toxicóloga confirmó la presencia de plomo en sangre”.