El papa León XIV encabezó hoy su primera misa en la Capilla Sixtina, acompañado del Colegio Cardenalicio, tras ser elegido como sucesor de Francisco. La ceremonia marca el arranque formal de su pontificado y ha despertado grandes expectativas entre los fieles, especialmente luego de que en su primer discurso hiciera un llamado contundente a favor de la paz mundial.
Robert Francis Prevost, de 69 años, asumió este viernes la eucaristía en el mismo lugar donde horas antes fue seleccionado como guía espiritual de los 1.400 millones de católicos en el mundo. Tras ser proclamado mediante el tradicional anuncio, León XIV apareció en el balcón del Vaticano y dirigió sus primeras palabras a la multitud: “Juntos, debemos intentar descubrir cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, establece diálogo, que siempre está abierta a recibir —como en esta plaza con los brazos abiertos— para poder recibir a todos los que necesitan nuestra caridad, nuestra presencia, diálogo y amor”.
La Santa Misa fue la primera celebración oficial del nuevo papa, mientras se aguarda la confirmación de la fecha para la misa que reunirá a líderes políticos y religiosos internacionales, prevista tentativamente para el domingo.
Prevost había sido considerado uno de los principales candidatos al papado desde que Francisco lo designó al frente del influyente dicasterio para los obispos, responsable de evaluar las nominaciones episcopales en todo el planeta. Durante años existió cierto recelo en torno a la posibilidad de un papa estadounidense, dada la condición de superpotencia de Estados Unidos, pero León XIV logró imponerse.
Aunque mantiene afinidades con la línea pastoral de Francisco, León XIV apareció este viernes portando la tradicional estola y cadenas que su antecesor había decidido no usar en 2013. Este gesto llamó la atención de los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. Sin embargo, al elegir el nombre León XIV, el nuevo pontífice también parece querer destacar una continuidad: Fray León fue un fraile del siglo XIII y estrecho colaborador de san Francisco de Asís, a quien debe su nombre el anterior papa.
Prevost, quien se nacionalizó peruano en 2015, fue misionero durante años en Perú, donde quienes lo trataron destacan no solo su entrega pastoral, sino también su aprecio por el ceviche. Desde su llegada al Vaticano, mantuvo un perfil bajo, aunque era bien valorado por los altos cargos de la curia. Entre sus gestiones más destacadas figura haber dirigido una de las reformas más significativas de Francisco: la inclusión de tres mujeres en el grupo que vota las nominaciones de obispos para presentar al papa.
Fuente: La Gaceta.