Día Internacional de la Juventud: algunas preguntas, nuestra realidad y una recomendación
El 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud. En el espacio de Difundo nos preguntamos si dadas las circunstancias es posible celebrar, y si es acertado, aprovechar la ocasión para hablar de salud mental.
¿Cuál es el rol de la experiencia? ¿Cuál sería la edad para atravesar el umbral de la empiria? La realidad no nos ofrece marcos contractuales creíbles; las políticas públicas surgen como respuesta a lo inmediato y el horizonte se nos aparece un tanto caótico. Quizás el agotamiento, la frustración y la promiscuidad-esto es: ataques de pánico, ansiedad, depresión – no sean una característica de la juventud, sino más bien un espejo donde vacilan todas las reacciones, dudas e imprudencias, de un modo que intensifica la incertidumbre, perpetúa la inequidad y detona la transformación colectiva.
Parece ser que para “entender” hay que atravesar y padecer. La visión “adultocentrista” es un fenómeno permanente en el ejercicio del saber siendo, además, peyorativa frente a todo lo que puede aportar el procedimiento juvenil.
En estos días, agencias de noticias y radios comentaron el tema de la salud mental en la juventud y en torno a algunas “dificultades” que, como segmento etario, conservamos. No es mi deseo hacer un comentario sobre la cuestión de la salud mental, ni abordar con énfasis la problemática. De hecho, nuestro joven amigo, Geronimo Rodriguez realizó una columna en esta plataforma donde comenta lo que aún falta hacer desde lo estatal por esta temática.
Que en sí misma, según nuestra opinión, es popularizada por la juventud frente a la escasez de oportunidades, la falta de inserción laboral, la crisis institucional, la ausencia de credibilidad, y fundamentalmente el devenir del diálogo en términos de imposición.
Encasillados.
Aunque actualmente el término “generación de cristal” -para referirse, específicamente a las personas nacidas después del 2000-, esté enormemente difundido, en su uso, este concepto denigra, menosprecia y discrimina las vivencias de los jóvenes, quienes, tanto en otros momentos históricos como en el actual, son los que rompen con los parámetros establecidos, los que hablan ante las injusticias, los que proponen otras formas de habitar el mundo.
Los jóvenes hablamos de salud mental -y allí, de la depresión, de la ansiedad, del Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), entre otros- porque modificamos nuestros vínculos, las distintas formas en que orientamos el querer y porque nos alejamos, o intentamos, sin reprimirnos, encontrarnos sin restricciones.
Y aun así, en esa búsqueda, una pandemia frenó al mundo. Producto del Covid-19 hubo dos años de Aislamiento Obligatorio que, en otras palabras, significó 2 años de parálisis y/o estancamiento en el crecimiento de cualquier joven. Cuando planteamos estos términos, no nos referimos únicamente a la experiencia detenida, sino también a la importancia de la economía en este asunto. Un sondeo realizado por UNICEF en el 2020 sobre el impacto de la pandemia entre los jóvenes y adolescentes de Latinoamérica y el Caribe mostró como el 27% de los encuestados sintió ansiedad y el 15% depresión, y que para el 30% de aquellos la razón principal fue por la situación económica.
El punto final de este análisis, nos convoca a reflexionar sobre cómo enfrentar estas dificultades: un joven argentino cuenta que su fórmula fue ayudar en un comedor comunitario.
La juventud construye puentes, busca salidas y es propósito de una enorme solidaridad.
Nuestro país.
Del mismo modo, el diario digital Iprofesional publicó que en la Argentina los adolescentes y los jóvenes representamos el 42% de la población total y a la vez, los más pobres. “Uno de los factores que se suman para determinar estas brechas se relaciona con la informalidad del trabajo, que expone a las/os jóvenes a un alto nivel de vulnerabilidad frente a despidos, rebajas salariales, cambios de condiciones laborales, así como el incumplimiento de las leyes laborales en general.
Asimismo, otro factor determinante es la distribución del trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, el cual recae principalmente sobre las mujeres jóvenes”.
Es evidente, por cierto, que en cada representación que aportemos, las asimetrías van a aumentar cuando se trata de las mujeres y las disidencias.
Ficción, política y juventud.
Echemos la culpa, señalemos a alguien, de eso se trata el modelo político de los últimos años y el tono de esta columna. Si existen miles de jóvenes migrando hacia sectores de la política reaccionaria y violenta, ¿De quién es la culpa? ¿Qué pasa cuando no podés respirar?
Mi recomendación, para ver reflejado el fenómeno del adultocentrismo, es la última temporada de la serie de televisión danesa: “Borgen: Reino, poder y gloria”.
Obviamente, si miramos la serie completa, nos vamos a encontrar con una saga que ficciona sobre las distintas variantes de lo político, haciendo hincapié sobre la vida personal de Birgitte Nyborg (Sidse Babett Knudsen), quien es la protagonista de la obra y representante del partido de los “moderados”.
Hacia la última temporada, un hecho político trascendental como el descubrimiento de petróleo en las inmediaciones de un fiordo declarado patrimonio de la Humanidad, tensa la relación con su hijo Magnum (Lucas Lynggaard Tonnesen), por el simple motivo de que acá y en el resto del mundo, es la juventud quien embandera y reclama la protección de nuestro planeta.
En fin, un episodio entre ambos, los lleva naturalmente hacia un debate público en Tv y, mientras él nos exhibe un discurso ambientalista, ella corre el debate hacia un sentido más íntimo y profundamente hostil.
El punto es la trama de la novela, que echa luz sobre la conducta habitual de nuestros líderes dispuestos a lo que fuera por sostener el poder y que, frente al repudio de la juventud, solo aparece la clasificación de “víctimas”.
Redacción: Alán Gomez Tutau.
La juventud logro el derecho al aborto justo cuando EEUU una de las potencias mundiales lo empieza a derogar. Los chicos tienen ansiedad cuando a esa edad en los 80 iban a Malvinas a defender la patria. Que diría San Martin si los viera? Enfermos cruzo los andes para la batalla x suerte no tuvo «ansiedad» y logro liberar 3 países.