“Esos paralelismos inducen […] a
suponer una secreta forma del tiempo,
un dibujo de líneas que se repiten…”
Borges: Ficciones.
Este pasado domingo se llevó a cabo el debate entre los candidatos a Presidente de la Nación, de cara al ballotage a llevarse a cabo el domingo 19 del corriente mes. Allí, se encontraron los dos candidatos a disputarse el sillón de Rivadavia, Serio Massa y Javier Milei.
Durante el certamen, seis ejes guiaron las intervenciones. A saber: Economía; Relaciones de Argentina con el mundo; Educación y Salud; Producción y Trabajo; Seguridad y Derechos Humanos y Convivencia Democrática.
Todo debate significa una oportunidad para aquello que en comunicación política se conoce como «fabricación de acontecimientos», para lo cual hay que preparar una estrategia delimitada y clara, dejando poco margen al azar. Esto nos guía hacia una posibilidad para instalar propuestas, eventos, situaciones, y temas no esperados en los medios de comunicación, el periodismo y la ciudadanía.
Pero todo esto requiere trabajo previo entre el candidato y sus equipos de analistas y asesores para encontrar las conexiones necesarias y así poder instalar el evento creado discursivamente y efectivamente poder instalarlo. Es ahí donde es necesaria la estrategia.
Marco teórico de análisis
La estrategia es una disciplina y especialmente un arte de la acción, cuya función es resolver el conflicto entre voluntades opuestas (o con visiones opuestas) mediante el empleo de los medios disponibles, con la finalidad de alcanzar los objetivos fijados por la política. Sin incurrir en sustantivos desagregados de dicha definición es interesante destacar que la estrategia incluye diversas capas de análisis.
En un principio tenemos la formulación y definición de un marco de análisis que nos arroje procedimientos antes problemas conflictivos; luego, que mediante la acción se busca un ámbito en conjunto (compra-venta, permuta, persuasión y coerción). Además, la voluntad oponente puede ser manifiesta o presumible.
La oposición es el factor desencadenante del arte estratégico consistente en quitarle la iniciativa al adversario y mantener la propia para llegar a la decisión.
Por último, que mediante el empleo de los medios seleccionados se podrá lograr una mayor contundencia que la coerción, en tanto sus metas pueden ser cuantitativas o cualitativas. En sí, el planeamiento para alcanzar los objetivos fijados por la política incluye y se retroalimenta continuamente del análisis de la situación que le precede, del objetivo que le impone, la orientación para alcanzarlo y el cuadro FODA (fortaleza, oportunidad, debilidad y amenazas).
En el debate
La estrategia para cualquier empresa es la diferencia cualitativa sustancial que sitúa diametralmente opuestos dos ámbitos: el de profesionalidad y el del amateurismo. Según Max Weber, esto diferencia a un político profesional -que vive de y para la política- que actúa según “dos éticas” y un outsider, con escasa experiencia en la administración de la cosa pública.
Cabe resaltar aquí que resulta apremiable el hecho que un actual funcionario de gobierno desvie tan hábilmente el accountability que se pueda hacer de su gestión para acentuarlo en un candidato, y que este acceda tan dispuesto a la maniobra. Sergio Massa -y sus asesores- encontraron una luz de oportunidad en los últimos -y no tan últimos- eventos políticos, relacionarlos con las plataformas de campaña y logró hacer rendir cuentas a Javier Milei en base a su plataforma electoral, esquivando así la principal amenaza que el líder libertario podía explotar: la gestión económica actual.
Según Kevin Grunbaum, politólogo y consultor en Ad Hoc, «Milei tenía mucho más para perder porque Massa fue a buscar el video de Milei siendo agresivo y no lo consiguió. A su vez, Milei tenía mucho para ganar exponiendo a Massa sobre la situación económica actual y no lo consiguió porque Massa no habló de economía».
Asimismo, como bien señala Osvaldo Pepe, la estrategia discursiva de apremiar al rival con la retórica de preguntas “¿Si o no?” lanzadas con inclemente automatismo asomó en la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre de 1962 entre el representante diplomatico de los EEUU y el de la URSS, mientras en el marco del punto mas algido de la guerra fria -La crisis de los misiles sovieticos en Cuba-, la humanidad se encontraba en vilo ante la amenaza de un holocausto nuclear. Esta estrategia fue sumamente eficaz al desviar el accountability de la actualidad al pasado y centrándose en los puntos de “debilidad” de su adversario, sin embargo el efecto de incentivar la irascibilidad de Javier Milei y capitalizar sus efectos no fue logrado.
¿Y los asesores?
El minuto que sin duda llenó de asombro a los asesores de ambos espacios -unos por la acción y los otros por la omisión- ocurre en la parte final del debate cuando Milei elogió las políticas de seguridad de Rudolph Giuliani en Manhattan. El alcalde de Nueva York entre 1994 y 2001 desarrolló un plan orientado a pacificar las calles a través de una política de “tolerancia cero” hacia el delito y hacia los delincuentes.
Este se vinculó con Sergio Massa no solo al prologar su libro sino que además cuando Massa estaba al frente del gobierno de Tigre lo trajo al país por su buena agenda internacional y sus contactos. El hombre de la tolerancia cero incluso elogió la gestión en materia de seguridad de Massa. Esto nos muestra la importancia del conocimiento histórico, que nos sirve para complementar el exhaustivo marco de análisis, y así delimitar la estrategia que nos permita alcanzar los objetivos fijados.
Los ecos
Dos cuestiones resaltan con respecto a los anteriores debates y posibilitaron la implantación en la opinión pública y la académica especializada: la cuestión Malvinas (y la determinación de los isleños) y las relaciones Argentinas con el mundo. En primer lugar, la plataforma de La libertad Avanza es realmente vaga respecto de la política de Estado que la Argentina sustenta desde 1833, aunque el candidato y su canciller ha pronunciado una salida “a la Hong Kong”, o “lease back”, lo cual significa soberanía Argentina, administración Británica. Esta solución ya fue pretendida en el entendimiento de 1966. En primer lugar, desde la vuelta a la democracia se han avanzado en numerosas resoluciones y opiniones consultivas al respecto de la integridad territorial, de la libre determinación de los pueblos (y no interesan los “intereses” que ellos tengan), así como el contexto de la actividad Británica de explotación y usufructo de los recursos en la actualidad.
El candidato a canciller de Sergio Massa, el embajador Martinez Pandiani, fue más enfático en relación a la cuestión Malvinas y mantiene cuál es la posición oficial de la Argentina. Desde su primera presentación en el CARI acentuo que lo fundamental es avanzar con las negociaciones y continuar la formación de costumbre internacional, apoyándose en los títulos jurídicos de la Argentina. Al mismo tiempo, en el ámbito coalicional, buscar apoyo en ámbitos multilaterales y bilaterales para sentar a Gran Bretaña a la mesa de negociación. En definitiva, continuar con el eje de política exterior, tal y como está planteado en la disposición transitoria primera de la Constitución Nacional (así como lo enfatizó el día de ayer el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti).
El segundo punto llamativo, el de comercio exterior realmente muestra el punto más débil y amateur de La Libertad Avanza. En primer lugar el hecho de que Javier Milei insista con la no negociación a nivel Estado con Brasil y con China, al mismo tiempo que la declaración de alineación al “mundo libre” (Estados Unidos, Israel y las democracias liberales) no coincide con el funcionamiento de los cuerpos diplomáticos de los Estados, ni con el funcionamiento de las negociaciones en ningún país, ni tampoco del tablero o estado de situación actual del mundo y de las hegemonías en la arena internacional. Desde su opinión inicial al respecto, unos meses antes, todos pensamos que sus asesores iban a mejorar la estrategia a fin de evitar esta debilidad del candidato, no sucedió. Y si lo asesoraron al respecto e insistió en semejante desconocimiento de política exterior, doblemente peor.
Ahora bien, ¿le costaría a la Argentina una pérdida semejante como dijo el candidato Sergio Massa? No necesariamente. Si se reducen o cortan las exportaciones de commodities (soja, por ejemplo), cuyo precio se determina por oferta y demanda, no cambia mucho una relación bilateral, ya que al no comprarnos a nosotros, se le compraría a otro y ese otro compraría a nosotros.
Sobre el rol del Estado y el hecho de no negociar con China y Brasil, lo que dijo Javier Milei repercute negativamente para el caso de los productos que no son commodities (carne, vino, limones, arándanos, etc) y la cuestión es más grave. Si se cae un mercado se debe negociar si o si a nivel Estado para luego el privado mantenga el mercado y dicho estado nos siga comprando en lugar de a otros, es decir, competitivos. El Estado por otro lado es imputable de responsabilidad internacional ante el no cumplimiento de tratados, lo cual es una garantía. En cambio, los privados no tienen poder de negociación, ni pueden firmar tratados internacionales, ni son imputables de responsabilidad (solo en el Ciadi, en materia de inversiones). El problema recae en que sin negociaciones bilaterales o multilaterales, el comercio se trabaría aún más y en el contexto actual del país se necesita una visión desarrollista y que explote las ventajas comparativas y asimismo genere nuevas ventajas comparativas dinámicas entre los sectores y potencie el comercio intra e inter industrial.
Sin embargo, la posición de Sergio Massa sobre política comercial tampoco es de ensalzarse. Esta resultó en la antigua dicotomía de siempre: apertura irrestricta o proteccionismo, lo cual es demasiado maniquea ya que deja afuera opciones de trabajar una economía más competitiva y más abierta que la actual, lo que sin dudas sería una posición más favorable principalmente si se negocian protecciones selectivas (en conjunción con la selección de sectores potenciales de desarrollo). Los actuales niveles de discrecionalidad e imprevisibilidad en materia de protección no ayudan a un desarrollo competitivo en materia de exportaciones, ni tampoco de inversiones.
Conclusión
Retomando a la cuestión inicial, la estrategia del debate estuvo explotada en su mayoría por un candidato y su equipo, dejando expuesto que un candidato puede manejar mejor esta instancia de presentación, pero esto le puede asimismo jugar en contra ya que primero debe rendir cuentas o exponer claramente su posición antes que poner en foco la reputación o discurso de su contrincante.
Finalmente, la capacidad de elocuencia ejercida por Massa y los múltiples errores y desconocimiento de Milei llevan a instalar en el discurso público y capitalizar la capacidad de agencia a Sergio Massa. Esto “habilita” a que Sergio Massa se encuentre en posición de rediseñar a Javier Milei el desarrollo final de su campaña, discurso y reputación política.
Por: Lionel Corajuria – Lic. en Ciencias Políticas