Brian Olivitto: «Si bien soy una persona multifacética y multitasking, la peluquería es como mi pilar»

Brian Olivitto: «Si bien soy una persona multifacética y multitasking, la peluquería es como mi pilar»

Ph: Agustina Bracamonte 

 

En el mundo de la moda y la belleza, los peluqueros desempeñan un papel esencial que va más allá de cortar y peinar cabellos. Son artistas que transforman la imagen y la confianza de las personas. Esto es algo que el estilista Brian Olivitto tiene más que claro, con casi 10 años de trayectoria en la profesión, sabe muy bien que un corte de pelo es más que un cambio físico, representa una experiencia emocional.

Desde sus comienzos, allá por 2014, ha tenido la oportunidad de ser el estilista de numerosas figuras del espectáculo, la política, el deporte, entre las que destacan: Florencia de la V, Lizy Tagliani, Celeste Muriega, entre otras. Ha peinado además a decenas de celebridades en el detrás de escena de uno de los programas de televisión más vistos de la Argentina : Showmatch. Y en su salón en Paraná, recibe diariamente a cientos de clientes que lo eligen por su dedicación incansable y su habilidad para potenciar la confianza y la belleza natural de cada uno de ellos y ellas.

Con la excusa del Día Internacional del Peluquero, desde Difundo lo entrevistamos. Nos adentramos en la vida y la intimidad de uno de los representantes más destacados de la profesión en la ciudad; exploramos cómo aborda las consultas con empatía y comprensión, reconociendo la importancia de las expectativas y deseos de sus clientes; descubrimos las aspiraciones de Brian para el futuro y su visión sobre cómo la peluquería puede seguir influyendo en la vida de las personas en los años venideros

Ph: Agustina Bracamonte 

 

¿Brian Olivitto es un nombre artístico o es tu nombre real?

Me preguntan mucho eso, capitalicé mi nombre y mi apellido. O sea, mi marca es mi nombre y mi apellido real. Independientemente de que hay como un pequeño agregado de una sola letra por una cuestión legal. Pero vos sabés qué estaba haciendo Mamá quiero ser con Lizy (Tagliani) y yo con la euforia de que me iba a poner mi primer local, buscaba nombres tipo Ginebra, ¿viste la cápsula de la hija de Tinelli?, todas marcas así como con cacofónica para que suene y golpee. Ella me mira y me dice «marica se van a ir a cortar el pelo y van a decir voy a cortarme con el puto, ponele tu nombre y tu apellido” y dije bueno by Brian Olivitto, quedó, golpeó, gustó. Le robé la tipografía al local de ella, que era By Lizy Tagliani, le copiamos con mi publicista todo. Se patentó así, quedó y gustó. En un momento cuando tenía, no me gusta decir la palabra empleados pero bueno, colaboradores y demás, pensé en sacarlo pero después me di cuenta que la gente iba y me buscaba por mi nombre y mi apellido. Entonces, como que es una marca que quedó registrada y ya está instaladísima.

¿Crees que esta es tu vocación?¿La elegiste como profesión, digamos, o fue lo que te quedó?

Eh, yo estaba haciendo otra carrera que no tenía nada que ver con la parte estética y de peluquería, pero fue como mi cable a tierra para mostrar el arte y sacar el pedacito del otro que por ahí no se anima o algo. Y fue como que entré, abrí esa puerta, me gustó, me sentí cómodo y me instalé. Si bien soy una persona que es multifacética y multitasking, la pelu es como mi pilar.

¿Y qué es lo que más te gusta de ser estilista?

Bueno soy muy vago con la profesión, no te voy a mentir. Obviamente no podemos caer en la vulgaridad de que es un intercambio de servicio por dinero, pero independientemente del dinero, me gusta ver cuando ese hombre o esa mujer ven los cambios. Yo siempre tengo una frase que es «gracias a Dios, a pesar de la situación económica que estamos pasando, yo todavía elijo a mis clientes, tengo esa suerte y ese privilegio de poder elegir a mis clientes». No me preguntes por qué pero me pasa lo siguiente: capaz que vos vas y yo te digo ay bueno a qué te dedicás, y mientras tomamos un mate, un café, un té y recién ahí arranco. Eso no se estudia, eso va con uno, esta cuestión de decir no sé…si sos administrativa, enseguida yo asocio a la chica administrativa con esa «chica vitamina» que vive apurada, que necesita estar montada todo el tiempo. No me gusta hacer que mi profesión y mis trabajos sean dependientes para tu día a día. Me gusta hacerte algo que vos en la comodidad de tu casa, si sos madre, mujer, ama de casa, empresaria, tengas la comodidad y la practicidad de llevar un look con diferentes modelos. Independientemente de lo que elijas para ese día pero cómodo que no sea un sufrimiento.

Recién vos me comentabas que habías dejado una carrera, que cambiaste de profesión. Sabemos que antes estudiabas abogacía ¿por qué este cambio rotundo de la abogacía a la peluquería?

Cuando salí del secundario en 2011 estaba fascinado con el derecho, de hecho igualmente lo uso un poquito en la diaria. Está bueno tener un conocimiento básico de algunas cuestiones pero me seducía esto del derecho penal. Imaginate que en primer año, donde hice el ingreso, yo ya me vestía con estos pantalones y ahí dije “esto no es para mí… ¡A quién le quiero mentir!¡ Me estoy mintiendo a mí mismo!”. Pero sí me gusta mucho.

Estamos al tanto también que tuviste la oportunidad de estar en Showmatch ¿Cómo fue esa experiencia?

Mirá yo creo que si lo visualizás y te lo proponés, todo llega. O sea, lo que te propongas con esa voluntad de querer estar y pertenecer llega. Caí por accidente en realidad, tenía que ir a ver a una amiga que bailaba atrás de Tinelli y terminé peinando famosas. A mí me pasa esto en particular, como tengo el teléfono de muchas personas que, gracias a Dios, hoy están en el medio y que son figuras nacionales de nuestro teatro, de la conducción y demás. Entonces quizás estoy hablando contigo, te mando un texto, pero vos después estás en la tele y digo “¡Ay pará si yo me escribo con ella!” Entonces hay muchas figuras que yo admiro o que veía de chiquito y que decía “quiero conocerla”; así me pasó con Flor de la V en una temporada de teatro en Carlos paz y no lo podía creer. Admiro mucho también a Cris Miró y me hubiese gustado conocerla, poder decirle: “gracias por abrir una puerta para que todas las maricas salgamos a jugar”. Ella fue muy importante, muy imponente. Después, saliendo de mi profesión, me pasó el año pasado con un recital de Isabel Pantoja que no podía creer. Estaba así como estoy contigo, ella en el escenario, y no podía creer que yo la escuchaba en los Long Play y la tenía enfrente mío. Me pude dar esos privilegios con esta profesión, de conocer y de estar. Quizá uno hoy mirando para atrás 10 años de profesión, si me das un papel en blanco tipo cheque al portador… no sé si pensaba cuando la elegí que me iba a dar las gratitudes y satisfacciones que me dió. Yo lo tomé siempre con naturalidad igual, independientemente de que sean famosos, políticos o deportistas, yo creo que cada uno tiene un rol en la sociedad ¿no? Y bueno, mi rol es acompañar a la figura.

Ph: Agustina Bracamonte 

 

También depilás a varones…viste que hay una cuestión ahí que es medio tabú ¿Qué pensás de eso?

Yo trabajo desde 2014 en la parte estética, siempre me incliné más a lo masculino. Volvemos a la cuestión de ser vago, al hombre le hacés un perfilado de ceja, una barba, lo peinas y listo chau, se fue. En cambio, si bien yo amo a las mujeres, conlleva más tiempo. Cuando trabajaba en un centro de estética en Paternal, se hacían electrodos en esa época, camas solares y masajes, eran colectiveros y taxistas los que iban. Me sorprende que tengo más consultantes en el interior que en capital, aunque es un mercado que todavía está como muy virgen. Y está bueno que el hombre quiera verse lindo y sacar la mejor versión, esa parte hegemónica social. Está bueno que se rompan también un poco los estereotipos.

Si tuvieras que aconsejar a un joven a una joven que quiera empezar con tu profesión ¿Qué le dirías? ¿Crees que es un mercado saturado el del estilismo?

Yo digo esto siempre: con la cuestión de los precios y las marcas, los nombres, la trayectoria, el valor y la saturación se lo pone uno. El sol sale para todos. O sea, no es porque no haya, porque sino ninguna carrera podría ser factible. Todo se capitaliza y todo se comercializa. Sí veo que es muy comparativo, es decir, si vos te pusiste una peluquería y tenés no sé, un vehículo o un teléfono de alta gama, o tenés un estilo socioeconómico un poco mejor que el que va a comenzar te estereotipan, piensan: «bueno yo quiero hacer esto porque voy a tener esto». Hoy con 10 años que ejerzo esta profesión, hay una frase que adquirí de Mirtha Legrand que dice, «Se los he dado todo». Hoy en un posteo que hacía en la cuenta de la pelu pensaba, he estado a las 4 de la mañana en estudios de televisión haciendo falsos vivos; horas de teatro con Lizy en donde en cinco minutos tenés que cambiarle el peinado a la vedette; políticos que van a dar un discurso, de los que estás atrás, brushinando, peinando. No sé hacer otra cosa más que trabajar y bueno, vuelvo a esta pregunta anterior, hoy si me das a elegir no me veo en otra cosa porque es lo que sé y lo que amo hacer pero yo creo que sí, la gente en lo que piensa primero es en la capitalización, obviamente del aire no van a vivir pero tienen la vocación y el amor, porque vos estás trabajando con personas. Entonces si vos tenés el amor por esa profesión que te da de comer, yo creo que ahí está el punto. Sin fijarte en qué hace el otro sino en qué podés aportar vos para ser diferente en un mercado que, quizás, esté saturado. Yo creo que ahí está la clave del éxito. Cuando vine a Paraná me llamaban loco porque trabajaba y trabajo los domingos y los lunes. Por ahí me salía una presencia en una disco o en un boliche de los pueblos aledaños y agarraba mi camioneta e iba; vendía a un famoso y después venía el domingo y hacía un brushing. Creo que esa pasión te da la libertad de poder disponer aún hoy, que está todo así como medio inestable, la tranquilidad económica de manejar tus tiempos y tener una diaria, poder ir al gym, reunirte con amigos y no estar pensando en: mañana me tengo que levantar a las seis porque a las siete entro, marco y salgo a las dos. O sea, que no sea tan monotemática la cuestión laboral y el tiempo de ocio ¡Eso no tiene precio!