Autoridades de la UNER en alerta por el recorte de presupuesto

Autoridades de la UNER en alerta por el recorte de presupuesto

En los últimos días, las universidades públicas de todo el país señalan la situación presupuestaria que se vive en las casas de altos estudios en un contexto inflacionario. En Entre Ríos, el sistema universitario no es ajeno y desde la UNER se advirtió por la compleja realidad que viven las facultades.
Decanos de la Facultad de Trabajo Social, Ingeniería y Ciencias de la Educación coincidieron en que la situación que atraviesan las facultades y la Universidad Pública es preocupante. El principal motivo es el presupuesto asignado, que replica el de 2023 para este año académico. “Con una proyección del 180% de la inflación es claro, como lo expresó el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que no será posible funcionar hasta fin de 2024”, explicó la decana de Trabajo Social, Sandra Arito.

En este sentido el decano de Ingeniería, doctor Diego Campana, agregó: “Esto nos pone en una situación de enorme incertidumbre sobre cómo vamos a brindar los servicios esenciales que da la Universidad a la sociedad. Es decir, hoy estamos trabajando con un presupuesto que fue presentado al Ministerio de Educación en septiembre de 2022. Si eso se lleva a valores reales, con todo el contexto del 2023 y lo que se transitó de 2024, tenemos un déficit de alrededor del 280% ”.

Por su parte la decana de Ciencias de la Educación, doctora Aixa Boeykens, acotó: “Esto también sucede en nuestros hogares, si vos tenés el mismo dinero y hay cada vez más aumentos, cada facultad debe revisar cómo gestionar el presupuesto dependiendo de la demanda”.

Actualmente las universidades deben gestionar, como pueden y según sus prioridades, el presupuesto en un contexto de constantes aumentos. En este sentido, la prioridad de los directivos está puesta en garantizar la continuidad y el dictado de las clases“Trabajamos poniendo el foco en garantizar el dictado de las carreras y el funcionamiento de las casas de estudio, además de la apertura de comedores, asignación de becas estudiantiles, entre otros temas sensibles”, indicó Arito. Por su parte, Boeykens remarcó que las gestiones académicas son austeras desde hace tiempo y “se cuidan mucho todos los recursos que llegan: por ejemplo con la electricidad, se nos hace muy difícil pagar el monto que debemos abonar. Entonces necesitamos reducir el consumo en un 30% y lo primero que hicimos fue comunicarlo a nuestra comunidad académica. No es que necesitemos que se envíe más dinero, sino que se envíe lo que corresponda para que las partidas estén de acuerdo a lo que es la inflación anual ”.

En otra línea, Campana advirtió: “Hay universidades que cancelaron programas específicos de funcionamiento. Lo que lleva adelante la universidad se hace con la convicción de que hay un servicio que se brinda, ya sea docencia, investigación o extensión. Si esto se corta, el impacto es negativo”. Consultado por los desafíos que tiene la casa de estudios en materia presupuestaria, el bioingeniero también coincidió en que la electricidad es una preocupación: “En la facultad de Ingeniería tenemos equipamiento que requiere refrigeración, por ejemplo, servidores y computadoras que proveen clúster de alto rendimiento, las cuales funcionan los 365 días del año. En esta situación problemática a nivel nacional uno puede tomar ciertos recaudos o ajustarse, pero hay circunstancias donde necesitas ciertos elementos para funcionar: los tenés o no los tenés. Si el presupuesto no se actualiza, vamos a funcionar hasta que se termine.

“La Universidad Pública no tiene fines de lucro y su presupuesto se destina a garantizar el dictado de las carreras,  financiar proyectos de investigación y extensión. Por lo tanto, se destina al salario de los trabajadores, los docentes y el personal administrativo, que son fundamentales para la apertura y funcionamiento de las casas de estudio, así como el equipamiento indispensable para funcionar” señaló Arito.

La decana de Ciencias de la Educación hizo referencia al sistema de becas: “Son muy importantes. Actualmente son de siete meses y, lamentablemente, no se han podido actualizar los montos, pero siempre tratamos de cuidarlas. Es poco dinero, pero sabemos que al estudiante ayuda”.

Además, UNER cuenta para todas sus sedes con una beca de bicicletas donde se beneficia a los estudiantes para evitar que tomen el transporte urbano de pasajeros, cuyo valor en Paraná será de $680 a partir de marzo y $830 para el Área Metropolitana. También existen becas de tutorías, extensión e investigación, así como pasantías rentadas que permiten la inserción laboral del estudiante y un estímulo económico para tener un ingreso mientras se estudia.

Por otro lado, el decano de Ingeniería agregó:  “Habilitamos la posibilidad de habilitar el CAVU en modalidad híbrida, pero la mayoría de los estudiantes viene a la facultad y asiste a los cursos presencialmente. Son alrededor de 1.000 los alumnos y alumnas que cursan de segundo a quinto año en todas las carreras.»

Sandra Arito, por su parte, comentó: “En todos los claustros de la Universidad hay interés en que las facultades estén abiertas, que se pueda trabajar y garantizar el derecho a la educación universitaria. El deseo de nuestra comunidad es dictar clases, investigar y seguir trabajando con las diferentes organizaciones con las que nuestros estudiantes hacen prácticas y cumplen pasantías, entre otras actividades. Las medidas de lucha y defensa de derechos laborales serán evaluadas por la comunidad educativa en su conjunto ”.

Fuente: UNO Entre Ríos

Imagen: FTS – UNER