El derecho a expresar opiniones y participar en marchas y manifestaciones es fundamental en una sociedad democrática. Sin embargo, es importante abordar este tipo de situaciones con respeto y sensibilidad hacia todas las perspectivas involucradas.
La imagen de un feto ingeniero en una marcha en contra del aborto puede ser interpretada de diferentes maneras y generar diversas reacciones. Desde un punto de vista de libertad de expresión, la persona que lleva el cartel tiene el derecho de manifestar su opinión y utilizar símbolos que considere pertinentes para transmitir su mensaje. No obstante, cuando esos símbolos afectan o vulneran los derechos de terceras personas es cuando nos preguntamos si todo es válido a la hora de comunicar lo que pensamos: ¿cualquier declaración puede ser interpretada como libertad de expresión sin importar los efectos que genere?
Es esencial tener en cuenta que el debate sobre el aborto es profundamente complejo y delicado, y hay opiniones encontradas en la sociedad. Para algunas personas, la imagen de un feto ingeniero puede ser una manera de enfatizar el potencial y la vida futura que podría tener ese individuo no nacido.
Para otras, la utilización de esta imagen podría percibirse como una simplificación o banalización del debate sobre el aborto. Puede ser interpretado como un intento de apelar emocionalmente sin abordar adecuadamente las complejidades éticas, médicas y sociales que rodean a este tema.
En un debate tan polarizado como el del aborto, cada individuo tiene el derecho a expresar su opinión, pero también es esencial tener en cuenta la sensibilidad hacia los demás y buscar formas de comunicación que promuevan el entendimiento mutuo.
En este sentido, nos interesa detenernos en las declaraciones recientemente emitidas por la precandidata a vicegobernadora por el Partido Soberanía, Orden y Libertad (SOL), Miriam Müller , en un programa de televisión local. En dicha nota, Müller se presenta como una referente de Cultura Tradicional Entrerriana y enfatiza los valores de su herramienta electoral, que son «absolutamente pro-vida, patriota y nacionalista». Además, la también abogada, asegura que de llegar a la Casa Gris se opondrá al protocolo provincial de aborto, y propondrá su derogación argumentando que “Sobre el cuerpo de una misma se puede decidir, pero sobre la vida de otra persona no”.
Cabe recordar que Müller es especialmente conocida en Paraná por haber presentado un recurso de queja ante el Poder Judicial, buscando que sea declarada inconstitucional la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), aprobada a finales de 2020 por el Congreso.
Más allá de lo cuestionable que nos resulten sus palabras y sus acciones, si tenemos en cuenta todo lo que se ha debatido hasta aquí respecto a la soberanía sobre el propio cuerpo, las desigualdades económicas y sociales con las que históricamente hemos luchado quienes tenemos cuerpos gestantes, las dificultades que atraviesan un montón de mujeres a la hora de reclamar una cuota alimentaria y el desamparo del Estado ante estas problemáticas; sumado a un montón de otras cuestiones hartamente discutidas en innumerables Encuentros de Mujeres, medios de comunicación y en los propios círculos familiares cada domingo, nos resulta aún más irritante, que quién se presenta como una defensora de la vida, sostenga una opinión tan sesgada cuando se trata de violencia de género.
“No podemos estar hablando solamente de violencia de género, ya que tenemos una sociedad altamente violenta. Si uno piensa que el 70% de los ciudadanos entrerrianos están por debajo de la pobreza, eso también es violencia”, argumentó la precandidata «pro-vida» en la misma entrevista y luego agregó: “Lamentablemente, tratamos el tema de la muerte cuando es algo inevitable, tenemos que atacar primero las causas”.
Sería oportuno recordarle a la señora que no es gratuito hablar tan livianamente de un tema que nos tiene tan en vilo a las y los argentinos. Sería pertinente mencionar los números, porque tal vez no los recuerda: en nuestro país muere una mujer en manos de un femicida cada 35 hs. Sería más que necesario aclarar, que como dice la precandidata en cuestión, estas muertes serían evitables si quienes accedieran a los lugares de poder y toma de decisiones generaran políticas públicas con perspectiva de género, algo que ella aparentemente desconoce.