Reflexión: Los jóvenes también nos negamos a olvidar

Reflexión: Los jóvenes también nos negamos a olvidar

Reflexión: Los jóvenes también nos negamos a olvidar

A 46 años del golpe de Estado mas triste de nuestro país, consideramos necesario sembrar la semilla del recuerdo, de la memoria. Ahora y siempre: "Nunca más".

Como cada 24 de marzo volvemos a tomar las calles para reclamar memoria, verdad y justicia. Seguimos un camino marcado por las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. Nosotros somos aprendices de las maneras que tuvieron y tienen de transformar la impotencia y el enojo en reclamos de justicia. Nosotros acompañamos, cantamos, levantamos banderas, marchamos. Nosotros, como ellas -en tiempos de amnesia obligatoria, en palabras de Eduardo Galeano-, nos negamos a olvidar.

Cientos de personas, ya agrupadas desde antes de las 18, comenzaron a formar columnas sobre la calle Enrique Carbó para luego terminar de conformar un bloque heterogéneo que caminó lentamente hacia la plaza Alvear. Todos con diversas razones para estar allí, pero movilizados siempre por el mismo deseo de justicia y por el profundo anhelo de mantener viva la memoria.

Hacia la mitad del recorrido el sol había desaparecido y el viento era muy fuerte, sin embargo, no impidió que familias enteras, grupos de jóvenes y adultos se hicieran presentes en la convocatoria.

Las personas que llevaban banderas en sus manos pedían ayuda a sus compañeros para mantenerlas en alto, la fuerza del viento hacía que todo el tiempo parecieran a punto caerse o, por el contrario, de echarse a volar, pero no sucedió ninguna. Se mantuvieron en alto durante todo el recorrido, con la ayuda de un par de manos extra cuando fueron necesarias. Mientras que, de fondo, se escuchaban redoblantes, tambores y cantos: ”Cárcel común, perpetua y efectiva, ningún solo genocida por las calles argentinas”.

La movilización fue encabezada por los organismos de derechos humanos, entre ellos, H.I.J.O.S, la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entre Ríos, La Solapa.  Estos, que ocupaban las primeras filas junto con familiares de desaparecidos y ex-presos políticos, al contrario de lo que se veía alrededor, usaban barbijos que les cubrían la mitad del rostro. En blanco y en negro los cubrebocas tenían diferentes consignas:  “Son 30.000”, “¿Dónde están?”, y “Nunca más”. En sus manos llevaban carteles con las caras y los nombres de sus desaparecidos: hijos, hermanos, tíos, primos, amigos, vecinos que nunca volvieron.

“Los amigos del barrio pueden desaparecer, los cantores de radio pueden desaparecer. Los que están en los diarios pueden desaparecer, la persona que amas puede desaparecer” Los dinosaurios, Charly García (1983).

La marcha culminó frente al museo de Bellas Artes, donde funcionó, entre 1976 y 1979, un Centro Clandestino de Detención y Tortura. Allí se leyó el documento consensuado por las organizaciones que integran la Multisectorial de Derechos Humanos. “Hoy, como todos los 24 de marzo, ocupamos la calle para recordar a los 30.000 compañeros y compañeras desaparecidos durante la última dictadura cívico militar eclesiástica y patriarcal. Nuevamente estamos en la calle para homenajear a nuestros compañeros detenidos-desaparecidos, a nuestros muertos y muertas y a los compañeros y compañeras sobrevivientes de la última dictadura genocida”, manifestaron.

Todos los años igual. Todos los años duele recordar los secuestros, las torturas y las desapariciones, la apropiación de bebés y los asesinatos. Y sin embargo, cuando el frío fue corriendo a la gente del lugar, en cada uno está, implícita o explícitamente, la seguridad de que el próximo 24 de marzo nos encontrará a todos en el mismo espacio, llevando la misma lucha. Julio Córtazar, perseguido y prohibido durante la dictadura, dijo, en 1981, que las heridas abiertas siempre nos obligan a traer al presente lo que se quiere llevar al pasado: “Hay que mantener en un obstinado presente, con toda su sangre y su ignominia, algo que ya se está queriendo hacer entrar en el cómodo país del olvido; hay que seguir considerando como vivos a los que acaso ya no lo están pero que tenemos la obligación de reclamar, uno por uno, hasta que la respuesta muestre finalmente la verdad que hoy se pretende escamotear”.

A 46 años de la última dictadura militar argentina volvemos a organizarnos para decir ¡Nunca más!

Redacción: Eugenia Castro